Santa Teresa de
Ávila
Cruz, descanso
sabroso de mi vida
vos seáis la
bienvenida.
Oh bandera, en
cuyo amparo
el más flaco será
fuerte,
oh vida de
nuestra muerte,
qué bien la has
resucitado;
al león has
amansado,
Pues por ti
perdió la vida:
vos seáis la
bienvenida.
Quien no os ama
está cautivo
y ajeno de
libertad;
quien a vos
quiere allegar
no tendrá en nada
desvío.
Oh dichoso
poderío,
donde el mal no
halla cabida,
vos seáis la
bienvenida.
Vos fuisteis la
libertad
de nuestro gran
cautiverio;
por vos se reparó
mi mal
con tan costoso
remedio;
para con Dios
fuiste medio
de alegría conseguida:
vos seáis la bienvenida.
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